Estoy segura de que todos nosotros, tenemos, al menos un producto cosmético en nuestro tocador, pero, ¿sabemos realmente cual es la composición básica de la cosmética que nos rodea? Estos son los principales componentes que encontramos:
- Principio activo. Es el elemento más importante de la fórmula, es el que actúa, el que nos va a proporcionar el beneficio. Si hablamos de una crema hidratante, será el componente que aporte la hidratación a la piel, si hablamos de una crema regeneradora, será el activo regenerante. Es por tanto, el que debería aparecer en las primeras posiciones en el etiquetado, sin embargo, te sorprenderá comprobar que, en la cosmética industrial, aparece en los últimos puestos, lo que te dará pistas sobre la ridícula e insignificante cantidad que la cosmética industrial aporta de este principio. Los aceites vegetales y los aceites esenciales, son sustancias naturales rebosantes de principios activos, los perfectos sustitutos de las cremas industriales.
- Excipiente. Son sustancias que consiguen que un producto tenga una textura u otra para que resulte más agradable su aplicación. Suelen ser sustancias químicas que ayudan a «emulsionar» los ingredientes acuosos o grasos.
- Aditivo. Son las sustancias químicas conservantes que se encargan de prolongar la vida a los cosméticos, es decir, alargan la fecha de caducidad. También son los componentes que aportan color y aroma. En los productos naturales, vienen de serie.
Además, la cosmética industrial, utiliza, para la composición de sus productos ingredientes tóxicos como base, si bien, supuestamente, las cantidades aportadas no son perjudiciales para la salud, nadie nos dice si la combinación de todos ellos, suponen un riesgo o no y también es sabido, que, las grandes marcas, ejercen una gran presión sobre el control de las recomendaciones que nos llegan.
Vamos a pasar revista a estos ingredientes tóxicos, desgranándolos uno a uno.
- Parabenos. Compuestos químicos cuya aportación a la cosmética, consiste en proteger al producto de bacterias y microorganismos, para de este modo, alargar la vida y prolongar su duración, es decir, su fecha de caducidad.
Con estos nombres encontrarás en las etiquetas algunos de los parabenos más utilizados:
- METHYLPARABEN o E-218
- ETHYLPARABEN o E-214
- PROPYLPARABEN o E-216
- BUTYLPARABEN o E-209
- ISOBUTYLPARABEN
Os recomiendo que reviseis la lista de la EWG llamada Skin Deep Report, http://www.ewg.org/skindeep/ puedes encontrar diferentes artículos escritos por sus colaboradores habituales, en ellos se asegura que los parabenos, están relacionados con el aumento de la incidencia del cáncer de mama.
- Parafina. Son hidrocarburos derivados del petróleo estrafosfericamente baratos que impermeabilizan la piel aportándole un aspecto terso y suave, tiene un efecto oclusivo (cierra los poros) por lo que impide una correcta oxigenación y transpiración.
La mayoría de las cremas incluyen parafina en su formulación, sin ir más lejos, la tan popular «vaselina» es parafina pura y dura. Algo que siempre explico a mis clientas es que, la vaselina aplicada sobre los labios, sólo forma una barrera para impedir que el frío los ataque, sin aportar ningún beneficio y una vez que el daño ya está provocado, su uso, no sirve para nada, ya que no regenera la piel dañada.
Estos son los nombres con los que podemos detectar la parafina y otros aceites minerales en las etiquetas.
- Parafina
- Paraffinum
- Paraffinum liquidum
- Petrolatum
- Petroleum
- Glicol Propileno
- Vaselina
- Aceite Mineral
- Ftalatos. Son compuestos químicos que se utilizan como disolventes y suavizantes, también llamados venenos medioambientales, son ingredientes muy tóxicos, algunos han sido prohibidos en Europa.
Diferentes estudios en humanos sugieren que están relacionados con problemas como descalcificación osea, asma, problemas de fertilidad e incluso cáncer de mama.
Puedes acceder a los resultados ofrecidos en esos estudios fácilmente en Internet, por citar uno de estos estudios «The role of exposure to phthalates from polyvinyl chloride products in the development of asthma and allergies: a systematic review and meta-analysis. Jaakkola JJ, Knight TL. Environ Health Perspect. 2008 Jul;116(7):845-53.»
Estas son algunas nomenclaturas que te ayudarán a reconocerlos en la etiqueta de la cosmética industrial:
-
- Dietil hexil ftalato (DEHP)
- Di-isononil ftalato
- Di-iso-decil ftalato (DIDP)
- Dimetil ftalato (DMP)
- Dietil ftalato (DEP)
- Dibutil ftalato (DBP)
- Butilbenziftalato o (BBP)
- Dibutilftalato o (DBP)
- Butildecilftalato o (BDP)
- Diunddecilftalato o DUP y un larguísimo etc…
- Formaldehido. Es una sustancia química incolora, inflamable y de olor fuerte que se usa para para fabricar distintos materiales, productos del hogar y como fungicida, germicida y desinfectante industral.
Está presente también en el medio ambiente de forma natural. La mayoría de los organismos vivos, lo producen en pequeñas cantidades fruto de los procesos metabólicos normales. Aunque tiene otras aplicaciones, la principal es conservante. Las posibilidades de contactar con el formaldehído son muy numerosas, pero las más frecuentes son:
- situaciones de tránsito intenso,
- el uso de pintura de látex
- el barniz para las uñas
- ropa con planchado permanente
- exposición en el trabajo
La exposición tóxica a este principio, se da por inhalación del gas o por absorción directa a través de la piel de productos líquidos que lo contengan.
La Agencia Internacional de Investigación del cáncer (IARC) clasificó en el 2011 al formaldehído como carcinógeno en los seres humanos. Los estudios realizdos or el NCI, indican que, una larga exposición a esta sustancia, puede propiciar y propicia casos de leucemia y cánceres provocados en las vías respiratorias altas, nariz, laringe, faringe. En algunos trabajadores industriales expuestos a este tóxico, se detectaron casos de cáncer de pulmón. Aunque lo más habitual es que la exposición a este producto genere la aparición de eczemas y dermatitis en la piel y cuero cabelludo.
Actualmente, está prohibido su uso en cosmética, pero es un conservante tan económico, que las firmas «trampean» su uso camuflándolo tras otras sustancias que lo liberan.
Algunos liberadores de formaldehido son:
- Aldioxa
- Alcloxa
- Bronopol
- Bronosol
- Diazolidinyl Urea
- Imidazolidinyl Urea
- Polyoxymethylene Urea
- Imidazolidinyl-Urea
- 2-Bromo-2-Nitropropane-1
- 3-Diol, 5-Bromo-5-Nitro1
- 3-Dioxane
- Methenamine
- Sodium Hydroxymethylglycinate
- DMDM Hydantoin
- Quaternium-15
- Onyxide 500
- Dimethyl Oxazolidine
- y sustancias con el prefijo MDM, DM,DMDM, DMHF o DEM
- Peg. Polietilenglicol, es un derivado del etileno que se utiliza como emulsionante, es decir, sirven para estabilizar la mezcla de dos compuestos que por sí solos no se pueden mezclar. Son un grupo de siliconas solubles en agua.
Lo más llamativo de este producto químico es el poder de penetración que tiene a través de la piel y que sirve como «conductor» de otras sustancias nocivas para la salud. Crean una película protectora, o aislante, (según lo mires), en la piel, taponando arruguitas y poros temporalmente, para mejorar su aspecto.
Se han detectado cantidades importantes acumuladas en el corazón, hígado, riñones y cerebro. Su uso es tan común y en dosis tan altas, que suele aparecer colocado en la segunda posición del etiquetado. Nos los vamos a encontrar muy frecuentemente en productos para el cabello (champús, acondicionadores, espumas…) y para la piel (maquillajes, prebases, cremas, máscaras de pestañas y mil cosas más), para suavizarlos, darles mejor aspecto y potenciar su capacidad de absorción de los mismos ante otros principios activos.
Uno de los más empleados es el Sodium Laureth Sulfate (SLS). En las etiquetas los reconocerás porque aparecen con la siguiente denominación:
- PEG + un número
- Sufijo TH (como Steareth o Laureth)
Todos los componentes tóxicos que os he detallado hasta aquí, son los más comunes, aunque existen otros elementos tóxicos utilizados en cosmética que también debemos tener en cuenta como:
- Colorantes:
- incluyen las silabas –anilin- o –anilid- (Accetanilid)
- fórmulas sencillas como: HC (HC orange 3), Acid (Acid red 73), Pigment (Pigment green 7)
- C.I seguido de números (C.I 14720)
- Fragancias:
- Acetil hexametil
- Bromocinnamal
- Tonalide (la más usada)
- Aluminio:
- Clorhidrato de aluminio
- Mercurio:
- Tiosalicilato de etilmercurio
- Y otros como:
- Etanoilamina MEA
- Dietanolamina DEA
- Trietalonamina o trihidroxietilamina TEA
- Nitrosaminas
- Dioxano
- Benceno
- Tolueno
- Bronopol, y un larguísimo etc.
Todo este largo listado de productos tóxicos, aparecen en estos productos de uso diario:
Desodorantes y antitranspirantes | Shampoos y acondicionadores | Gel para rasurar | Pasta de dientes |
Lociones y protectores solares | Maquillaje/cosméticos | Medicamentos farmacéuticos | Aditivos alimenticios |
Una vez leído todo esto, viendo los posibles efectos nocivos que conlleva el uso de los productos que contienen estos tóxicos para la salud, una se pregunta porqué se siguen utilizando en cosmética hoy en día.
La respuesta es tan sencilla como contundente, todos estos «condimentos» se crean en laboratorios por firmas comerciales que patentan sus «hallazgos» obteniendo unos notables ingresos por ello y, como os he ido «dejando» entrever durante el post, resulta mucho más barato para un fabricante elaborar sustancias conservantes, colorantes o emulsionantes en un laboratorio que «recolectarlas» de la naturaleza por medios manuales.
De esta forma, consiguen que un producto, tenga una textura, un olor o una caducidad interesantes y atractivas tanto para ellos, como fabricantes, como para el consumidor en general.
Es también llamativo, como los fabricantes de cosméticos usan como reclamo al hablar de sus productos, la inclusión en sus fórmulas de productos naturales como «aceite de almendras» en cremas corporales, «manteca de Karité», en algunas faciales, antioxidantes como «uva», «granada», etc y sin embargo, nos resulta prácticamente imposible encontrarlos en la etiqueta, en ocasiones aparecen recogidos en los últimos lugares.
Es por esto que, debemos aprender, también, a leer las etiquetas de los productos de belleza que adquirimos. Como normas generales, podemos tener en cuenta las siguientes pautas:
- Eligir los productos con menos componentes. Si en la etiqueta, compruebas que hay una lista interminable de componentes con números y letras, no pierdas el tiempo en averiguar si son peligrosos o no, es más práctico que directamente lo descartemos.
- Si te encuentras con un listado de ingredientes en latín, ten por seguro que en su composición habrá plantas, por el contrario, si están escritos en inglés, nos sugiere que serán derivados químicos.
- Los componentes aparecerán ordenados según su porcentaje en la fórmula, de este modo, los que encontremos en las primeras posiciones de la lista, serán los que tengan mayor presencia y los que encontremos al final, los de menor.
Por supuesto mi recomendación personal, es que comencemos a consumir productos ecológicos o bios. De hecho, en los últimos meses y tras mi paso por «Salón Look Madrid» (por cierto, bastante decepcionante el salón) descubrí algunas pequeñas joyas que quiero compartir con vosotros.
La firma «Naturalmente» productos saludables para el cabello, incluyendo coloración natural a base de hierbas, arcillas y aceites naturales www.naturalmente-artec.com, «breathe» con productos para rostro, cuerpo y maquillaje terapeutico, Helan, biocosmética made in Italy y distribuída en España, con productos para rostro, cuerpo, cabello y maquillaje www.helan.it.
He probado una firma para el cabello que me ha enamorado, Shea Moisture, la textura, cuerpo y aspecto de mi cabello, han cambiado totalmente en poco tiempo. Como nota aclaratoria, si utilizas coloración natural, como Hena, cuando la apliques, tendrás que «lavarte» el cabello con otro champú menos natural, ya que, los principios activos de estos productos sellan la cutícula e hidratan tanto el cabello que rebajan su porosidad al mínimo, por lo que resulta imposible la coloración natural, los pigmentos, no se adhieren al cabello.
Espero haber resumido de un modo fácil y sencillo la mayoría de conceptos que necesitáis conocer para entender el gran negocio de la cosmética y belleza y que nos aporte motivación suficiente para plantearnos seriamente llevar a nuestra vida cambios en los hábitos de consumo que nos ayuden a volvernos «bio».
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